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Cadenas



Terminas de leer la cadena que por primera vez, has escuchado montones de declaraciones alegando que esas cadenas son solo basura, y recomendaciones de que cuando lleguen las ignores ya que llegan en repetidas ocasiones y nunca pasa nada.

Recuerdas todo antes de irte a dormir y te preguntas quien la habrá mandado, revisas solo por curiosidad y encuentras que el remitente es alguien que no conoces, en este momento te golpeas mentalmente por no revisar antes el nombre de quien la envió, no le tomas importancia y borras el correo. Apagas la computadora y sales en la oscuridad que cubre tu casa, procuras no hacer ruido alguno ya que todos duermen en el piso superior y de puntillas subes la escalera, sabes que si te descubren te regañaran por haber desobedecido, entras en tu habitación y cierras la puerta con cuidado, sonríes ya dentro de tu refugio el cual consideras el lugar más seguro.

Caminas seguro  de ti mismo ya que conoces la habitación como la palma de tu mano, sin embargo en esta ocasión una de tus hermanas pequeñas a jugado en ella y a movido todo, te percatas de ello después de que has chocado con la silla de madera y te has golpeado en la pantorrilla, mascullas una maldición y trasmites pequeños gemidos de dolor, te acercas a tu cama y te recuestas sin siquiera pensar en abrir los blancos cobertores que tu madre a colocado esta mañana.

El sueño te inunda y te dejas llevar.

Sobresaltado te despiertas ya que has sentido algo frio sobre tu mejilla sabes que es algo punzo cortante por la forma y el terror que produce sobre tus sentidos, comienzas a respirar con dificultad y temes que la hiperventilación te provoque un ataque de asma, como aquellos que tenías cuando eras pequeño y que no has sufrido en bastante tiempo.

Una tétrica risa, algo infantil a tu parecer se oye en la habitación, esperas que alguien venga y toque tu puerta pero nadie viene, tus ojos que se han acostumbrado a la oscuridad llegan a ver a una pequeña niña de no más de nueve años, sus horribles ojos están fijados en ti. En su rostro, que imaginas alguna vez fue hermoso y lleno de vida, puedes notar la putrefacción que lo ha manchado de colores imposibles en alguien con vida, como el verde o el azul. No sabes siquiera como te has dado cuenta de eso ya que la oscuridad no te permite observar con totalidad los colores, posiblemente sea por la textura, te respondes. La niña sonríe y fija las vacías iris azules en ti, tu solo observas que aquello que antiguamente era blanco ahora es amarillo, de un amarillo similar al vomito, sus igualmente amarillos dientes relucen en su feo rostro, pero lo que más te llama la atención es aquel cuchillo que brilla tétricamente en la noche, lo has visto ya que la luz de la luna entre por tu ventana y aquella luz te devuelve lo que queda de tu instinto de supervivencia y es ahí que escuchas los suaves susurros que desde que viste a la niña te dictaba tu subconsciente. “huye”, “salva tu vida, puedes morir” escuchas que gritan en tu mente pero tu traicionero raciocinio te dice que esto no es más que una pesadilla, sin darte cuenta lo has susurrado de forma audible por lo cual la niña que ahora está a unos cuantos centímetros de ti vuelve a soltar aquella tétrica sonrisa que hace eco en tus oídos.

Se abalanza sobre ti y comienza a atacarte desesperadamente con su filosa arma tú te remueves y antepones tus brazos evitando que llega algún punto vital, el dolor te carcome y no piensas en nada que no sea salir vivo, en un arranque de fuerza, provocado por la adrenalina, intentas aventarla e irte pero ella pesa más de lo que esperabas y eres incapaz de moverla, tus piernas ya no responden debido al peso que cargan y todos las fuerzas te han abandonado, extrañamente ya te vas haciendo a la idea de que vas a morir y ahora sueltas una histérica carcajada provocada por la locura, las lagrimas refrescan un poco tu rostro y ahora que miras de cerca a la pequeña notas que de ella emerge una sombría belleza e irradia tanta felicidad al ver como entra y sale aquel cuchillo de tu cuerpo, sonríes y dejas que haga lo que quiera, que mas da ya no puedes impedirlo, cierras los ojos y notas lo doloroso que es todo esto y en lo profundo de tu ser, deseas que  todo sea un terrible sueño, que el tibio charco de sangre que ha manchado los cobertores no sea otra cosa más que un pesadilla, que aquel dolor de estocada con estocada no sea más que un dolor vivido de tu sueño, que cuando despiertes y veas a tu familia le digas cuanto la amas, aunque también piensas que solo será hipocresía provocada por el terror de la vivida situación. Si, así deberían ser las cosas, solo simples pesadillas provocadas por una estúpida cadena que nunca debiste abrir, ahora recuerdas el nombre del remitente ah, sí era igual que el de la niña que aun te apuñala tal vez una irónica coincidencia, antes de que la inconsciencia te envuelva en su terso manto oscuro, sueltas un alarido que erizaría la piel del más valiente, la pequeña te ha mordido y te ha clavado el cuchillo en la parte izquierda de tú pecho justo donde estaba tu órgano vital que ha dejado de sonar.

Lo que no sabes es que en la mañana siguiente cuando abrieron tu habitación, vieron varios arañones en ella, nadie lo podía explicar ni mucho menos escuchaste el terrorífico grito que soltaron tu madre y una de tus hermanas pequeñas al encontrar tu cuerpo destrozado y a los blancos cobertores ahora de color vino algo endurecidos por el fuerte frio que hacía y que ha secado la sangre, ambas lloran sin saber que hacer mirando tu rostro que aún conserva aquel rictus de terror y locura, tus vacios ojos sin mirar nada en especial siguen pegados en el techo y las lagrimas de ambas mujeres humedecen tu seco cuerpo…
Era la media noche y ella se encontraba revisando su correo, cuando encontró una estúpida cadena (aunque ella no lo sabía), la abrió pensando que sería algún mensaje de su novio y solo encontró miles de destinatarios en conjunto con una grotesca imagen de una persona muerta, era una niña o eso suponía…


Autor: Arisa Klein

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