0
¡Eso es puro cuento! era lo que siempre decía yo cuando escuchaba a mis abuelos contar sus historias de apariciones y difuntos en vísperas de todos santos…
Quizás necesitaba vivir algo como lo que viví aquella noche de noviembre para creer y vivir en carne propia todo lo que mis abuelos y mis papas contaban en las noches a la luz de la luna en ese rancho donde viví mis primeros años.
Cuando venimos a vivir a la ciudad las costumbres y tradiciones no se quedaron en aquella vieja casa que dejamos al venir mi papa a trabajar cuando le ofrecieron un trabajo en un taller. Llegamos a una casa pequeña y muy modesta, pero sin embargo era muy bonita, nos instalamos y aquí pase toda mi adolescencia y mi juventud. Cada año como era tradición mi madre se preparaba para hacer los tradicionales tamales y el zacahuil, que son muy típicos de esta parte de Veracruz, específicamente en Naranjos Veracruz, que es en donde yo vivo; ella hacía pan de muerto que es un pan con forma de humano o de animales, también hacía chocolate y por supuesto que también hacía un altar adornado con palmilla y flor de muerto que es como conocen al cempasúchitl por esta región. En fin, todo era fiesta para agasajar a los familiares difuntos; por supuesto que yo no creía en nada de eso, pero tengo que reconocer que esta tradición siempre me gustaba por la variedad de comida, bebida que hay en estas festividades que por acá conocemos como xantolo.
Como la casa era pequeña y por estas fechas recibíamos las visitas de mi abuela (el abuelo ya no estaba con nosotros), a mi me tocaba dormir en el sillón de la sala, justo enfrente de donde año con año colocábamos el altar de las ofrendas para el abuelo. Recuerdo que en esa ocasión estuve viendo la tele hasta muy tarde y poco a poco el sueño me fue venciendo, así que me dispuse a dormir. No había pasado mucho tiempo cuando empecé a escuchar ruidos extraños afuera, como si estuviera llegando gente a la casa. En ese momento me sentía lleno de miedo, porque el ruido cada vez se acercaba más a donde estaba yo hasta que pude escuchar claramente que estaba justo enfrente de mi. No me atrevía a mirar cual era el ruido, porque inconscientemente ya imaginaba porqué eran esos sonidos, pero me arme de un poco de valor y asomé un poco la mirada por las sábanas y pude ver como estaba ahí el viejo acompañado por varias personas disfrutando de las ofrendas que la abuela y mamá les habían dejado. No sabía que hacer, temblaba del miedo o de la emoción porque en realidad yo siempre fui muy apegado al viejo y siempre me quedé con las ganas de decirle cuanto lo quería y que nunca pude decírselo.
Fue entonces que sucedió, el abuelo se separó del grupo y se acercó a donde yo estaba. Pude oír su voz que decía: “ no tengas miedo, yo también siempre quise decírtelo, te quiero mucho hijo..” entonces dejé de sentir miedo, se agacho y me sonrió, después regresó a donde estaban los demás y me dijo, “ellos son tu familia que nunca conociste y también te quieren mucho”, me sonrieron, y se marcharon.
Al otro día desperté muy temprano y me quedé pensando en lo que sucedió, corrí hacia donde estaba mi abuela y le dije abue ¿ya pusiste las ofrendas de hoy?......
Autor:
DLANGEL
Fuente:
http://ba-k.com/showthread.php?t=668817
Cuento de dia de muertos
¡Eso es puro cuento! era lo que siempre decía yo cuando escuchaba a mis abuelos contar sus historias de apariciones y difuntos en vísperas de todos santos…
Quizás necesitaba vivir algo como lo que viví aquella noche de noviembre para creer y vivir en carne propia todo lo que mis abuelos y mis papas contaban en las noches a la luz de la luna en ese rancho donde viví mis primeros años.
Cuando venimos a vivir a la ciudad las costumbres y tradiciones no se quedaron en aquella vieja casa que dejamos al venir mi papa a trabajar cuando le ofrecieron un trabajo en un taller. Llegamos a una casa pequeña y muy modesta, pero sin embargo era muy bonita, nos instalamos y aquí pase toda mi adolescencia y mi juventud. Cada año como era tradición mi madre se preparaba para hacer los tradicionales tamales y el zacahuil, que son muy típicos de esta parte de Veracruz, específicamente en Naranjos Veracruz, que es en donde yo vivo; ella hacía pan de muerto que es un pan con forma de humano o de animales, también hacía chocolate y por supuesto que también hacía un altar adornado con palmilla y flor de muerto que es como conocen al cempasúchitl por esta región. En fin, todo era fiesta para agasajar a los familiares difuntos; por supuesto que yo no creía en nada de eso, pero tengo que reconocer que esta tradición siempre me gustaba por la variedad de comida, bebida que hay en estas festividades que por acá conocemos como xantolo.
Como la casa era pequeña y por estas fechas recibíamos las visitas de mi abuela (el abuelo ya no estaba con nosotros), a mi me tocaba dormir en el sillón de la sala, justo enfrente de donde año con año colocábamos el altar de las ofrendas para el abuelo. Recuerdo que en esa ocasión estuve viendo la tele hasta muy tarde y poco a poco el sueño me fue venciendo, así que me dispuse a dormir. No había pasado mucho tiempo cuando empecé a escuchar ruidos extraños afuera, como si estuviera llegando gente a la casa. En ese momento me sentía lleno de miedo, porque el ruido cada vez se acercaba más a donde estaba yo hasta que pude escuchar claramente que estaba justo enfrente de mi. No me atrevía a mirar cual era el ruido, porque inconscientemente ya imaginaba porqué eran esos sonidos, pero me arme de un poco de valor y asomé un poco la mirada por las sábanas y pude ver como estaba ahí el viejo acompañado por varias personas disfrutando de las ofrendas que la abuela y mamá les habían dejado. No sabía que hacer, temblaba del miedo o de la emoción porque en realidad yo siempre fui muy apegado al viejo y siempre me quedé con las ganas de decirle cuanto lo quería y que nunca pude decírselo.
Fue entonces que sucedió, el abuelo se separó del grupo y se acercó a donde yo estaba. Pude oír su voz que decía: “ no tengas miedo, yo también siempre quise decírtelo, te quiero mucho hijo..” entonces dejé de sentir miedo, se agacho y me sonrió, después regresó a donde estaban los demás y me dijo, “ellos son tu familia que nunca conociste y también te quieren mucho”, me sonrieron, y se marcharon.
Al otro día desperté muy temprano y me quedé pensando en lo que sucedió, corrí hacia donde estaba mi abuela y le dije abue ¿ya pusiste las ofrendas de hoy?......
Autor:
DLANGEL
Fuente:
http://ba-k.com/showthread.php?t=668817
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario